¿Cómo será trabajar en 2030?

  • Opinión
Maria Zaragoza Epson

El mundo de la industria y el trabajo ha cambiado de forma increíble en los últimos años. El trabajo remoto y la automatización se han convertido en norma para muchos sectores.

Si bien algunas de las tendencias aparentemente provocadas por la pandemia ya existían previamente. Lo que pasó en 2020 básicamente aceleró el desarrollo de procesos que ya estaban tomando forma en el mercado y en los entornos empresariales antes de la Covid-19.

Teniendo esto en mente, podemos hacernos una idea de cómo vamos a trabajar, a producir y a gestionar empresas en los próximos años. De hecho, quizás es responsabilidad de los grandes empleadores y las compañías tecnológicas más innovadoras como Epson modelar este futuro para que todo funcione mejor. Después de todo, nuestra empresa emplea a cerca de 80 000 personas en todo el mundo.

En este sentido, ¿cuáles son esas tendencias que vemos emerger y que vamos a ir adaptando para ayudar a dar forma al futuro del trabajo?

Megatendencias a tener en cuenta

Si hay algo que nos ha enseñado la última década es que la capacidad de adaptarse a las tendencias emergentes y las circunstancias globales lleva a una empresa o a alcanzar picos de éxito impensables, o a hacerlas fracasar estrepitosamente. Quienes asumen el liderazgo necesitan prepararse para cualquier cosa y empezar a considerar cómo preparar a sus equipos para el 2030.

En primer lugar, la automatización.

Desde una automatización física, con el uso de robots SCARA para fabricar y ensamblar, a una automatización virtual utilizando robots de software para gestionar tareas de oficina repetitivas, todo lo que pueda ser automatizado se automatizará. Desde una perspectiva industrial, hablamos de técnicas como la producción distribuida. En la oficina, se verán grupos de personal con nuevas responsabilidades. La automatización robotizada y la inteligencia artificial (IA) gestionarán las facturas, la formación y la captación de talento. 

Siguiendo por la colaboración.

Al liberarnos de las monótonas tareas y procesos manuales, las ideas se convertirán en los activos más importantes del futuro. Estas necesitarán canalizarse hacia una innovación con aplicación en la vida real y la única vía para conseguirlo es a través de dos acciones principales: colaborar y compartir. Lo que ha explotado a raíz de la pandemia continuará desarrollándose de nuevas formas para conectar y compartir más allá de las limitaciones de un edificio de oficinas.

En la actualidad, las reuniones híbridas juegan un papel esencial en la creación de espacios colaborativos. La innovación continua a través de herramientas de pantalla, como los proyectores, ayudando a llenar el vacío existente entre quienes trabajan en remoto y quienes están en la oficina. Si escalamos esta experiencia, con proyecciones de tamaño natural de participantes conectados en remoto, aseguraremos una estatura y presencia equitativa de quienes participan de una reunión.

Por supuesto, la sostenibilidad.

Al desbloquear el ingenio humano para innovar a partir de la colaboración, el límite está en el cielo. Aunque los recursos del mundo son finitos, y el cerebro y el cuerpo humano tiene sus limitaciones. Por ese motivo la sostenibilidad debe estar justo en el centro de cualquier empresa, industria y lugar de trabajo. Y también por eso las empresas no sólo deben hacer crecer sus propios negocios, sino también ayudar a otros a hacerlo, invirtiendo en comunidades, startups y partners de manera que todo fluya hacia un gran éxito.

Epson, por ejemplo, mejora vidas, comunidades y organizaciones poniendo el foco en un beneficio justo, en lugar de un gran crecimiento en facturación. Asimismo, se compromete a ayudar a alcanzar una sociedad más sostenible a partir de la colaboración abierta y la cooperación, trabajando con organizaciones sin ánimo de lucro y reduciendo la dependencia de recursos del subsuelo.

Y, por último, el aprendizaje continuo.

No cabe duda de que la innovación y la disrupción están cambiando rápidamente el alcance, el ritmo y la escala del trabajo. Con este cambio tan radical de los espacios de trabajo a través de la automatización y la digitalización, y el crecimiento de nuevos sectores totalmente nuevos, el desarrollo de habilidades y un compromiso serio con un aprendizaje continuo serán vitales para responder a las necesidades del futuro.  

En pocas palabras, el talento emergente tendrá conocimiento de datos, se sentirá cómodo trabajando con inteligencia artificial y robots, y tendrá la iniciativa de mirar hacia el futuro para adaptarse a los requisitos que vengan en cuanto a habilidades, con el fin de adaptarse al ritmo que marca la tecnología en desarrollo constante.

Cómo pueden prepararse las empresas para ese futuro

Las empresas necesitan establecer planes concretos para capitalizar todas esas megatendencias y prepararse para cómo será trabajar en 2030. Para conseguirlo, quienes se erijan en grandes líderes deberán centrarse en construir culturas centradas en las personas e impulsadas por la tecnología, junto a personas con una visión clara y decidida que puedan liderar una actividad empresarial más sostenible.

Para empezar, las empresas deben pensar cómo incorporar los cambios demográficos en sus equipos. El siglo XXI se ha caracterizado por nuevas generaciones que se preocupan por los problemas sociales y medioambientales. A medida que son más las personas de la Generación Z que se incorporan al mercado laboral, las empresas deberán poner de relieve un propósito, más allá del simple beneficio. Así, los líderes necesitan reconsiderar y reformular sus planes a largo plazo, para incorporar estrategias sostenibles y adoptar prácticas empresariales socialmente responsables que permitan realinear su propósito y operaciones.  

Las empresas necesitan integrar factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en los productos y servicios que ofrecen. Tienen que analizar el impacto que generan en el medio ambiente a medida que aumenta la demanda de transparencia respecto a las políticas éticas y medioambientales. Esto implica repensar cómo opera una empresa, desde iniciativas de descarbonización a la creación de esquemas de economía circular que minimicen el uso de recursos y la generación de residuos, así como las emisiones de carbono.

Asimismo, las empresas deberían aumentar su conocimiento de cómo sus equipos y personal realiza su trabajo actualmente, para entender mejor cómo integrar la tecnología, ahora y en el futuro. Existe una clara falta de talento en un momento en el que las estrategias digitales están generando tareas completamente nuevas y críticas para el negocio, que las empresas están adoptando con nuevos procesos. De hecho, un estudio reciente sugiere que entre un 30% y un 40% del personal en los países desarrollados necesitaría cambiar de rol o, al menos, mejorar significativamente sus habilidades actuales.

La mayoría de los líderes ven el talento como la principal barrera para una implementación exitosa de nuevas estrategias – de forma clara, aquellas impulsadas por la digitalización y la automatización. Como respuesta a esta realidad, las empresas deberían internamente a sus equipos y desarrollar talento que ya forme parte de su estructura, desarrollando programas y esquemas de formación que ayuden sistemáticamente a reubicar su personal en los roles del futuro. A medida que las empresas se preparan para el trabajo del futuro, se establece como necesidad mejorar capacidades y volver a formar a las personas.

Empresas que están preparadas para el futuro

Vivimos tiempos inciertos. Las empresas luchan por definir el lugar de trabajo del futuro; mientras el personal se preocupa por si serán incluidos entre los equipos de trabajo. Sin embargo, existen algunas certezas:  

- La automatización continuará siendo un lugar común.

- Las empresas sin un propósito claro se enfrentarán a un mayor escrutinio.

- Y encontrar y mantener a las personas adecuadas para un trabajo será cada vez más difícil.

Teniendo esto en cuenta, las empresas deberían pensar siempre en adelantarse a las fronteras de su sector. Existen ejemplos de compañías que han dado saltos importantes en esa dirección.

Una de ellas es Amazon, que ha comprometido 700 millones de dólares en mejorar y formar a diversos departamentos. Por ejemplo, la Amazon’s Technical Academy, un programa de formación e inserción laboral, que equipa a personal de Amazon con escaso conocimiento técnico con las habilidades básicas para hacer una transición a carreras de ingeniería de software.

Otro ejemplo es Epson. De hecho, invertimos alrededor de 1.14 millones de euros diarios en I+D. Además, hemos comprometido unos 73 000 millones de euros en el desarrollo futuro de innovación sostenible y en convertirnos en una empresa negativa en carbono y libre de recursos del subsuelo para 2050.

La presión por cambiar es algo que viene desde hace años. Antes de la pandemia de la Covid-19, las empresas eran demasiado lentas, estaban demasiado aisladas y eran excesivamente dependientes de estructuras complicadas. Lo que muchas temían, y qye la pandemia confirmó, es que esas empresas se habían diseñado para un mundo que ya está desapareciendo, y no para un futuro que conllevará una conectividad mucho más elevada, una automatización sin precedentes, cambios demográficos constantes y un aumento del foco en las personas, en el propósito y en los valores.

El mundo de las empresas y la industria ha cambiado increíblemente en los últimos años. Y volverá a hacerlo otra vez.

Por María Zaragoza, marketing & communications manager en Epson Ibérica