Los desafíos de la sostenibilidad empresarial

  • Opinión
Cambio-sostenibilidad

Si me hubieran preguntado hace unos años cuál era para las empresas el mayor reto en sostenibilidad habría respondido sin dudar: la falta de sensibilización y conocimiento en la materia. Y es que, aunque ahora nos parezcan muy lejanos los tiempos en los que el reciclaje era una cosa de modernos y las medidas para fomentar la conciliación como el teletrabajo eran inconcebibles, no hace tanto que esta falta de concienciación sobre los temas que aborda la Agenda 2030 y los Diez Principios del Pacto Mundial de la ONU era la normalidad en el tejido empresarial.

Afortunadamente, hoy podemos decir que las empresas españolas se encuentran en un estadio más avanzado. De hecho, según nuestra consulta empresarial sobre desarrollo sostenible, casi un 90% de las empresas españolas ya conocen los ODS y llevan a cabo acciones que contribuyen a este marco. En efecto, la mayoría de las empresas de nuestro país ya son conscientes de su impacto y actúan en consecuencia, pero esto no significa que los retos hayan desaparecido. En este periodo de madurez, de hecho, los desafíos a los que se enfrentan las organizaciones son incluso de mayor envergadura.

El primero de ellos, y más importante, es el reto de integrar la sostenibilidad en toda la estructura empresarial. Desde las empresas proveedoras hasta la alta dirección de la organización, todos los eslabones deben tener en cuenta estos aspectos en su día a día. Esa es la única forma de conseguir una transformación real de la entidad en un modelo de negocio sostenible.En este aspecto, es crucial que se realicen formaciones a la plantilla para que los distintos departamentos puedan reflexionar sobre el impacto de su trabajo en la sostenibilidad de la empresa y actuar en consecuencia. Sin embargo, tan sólo un tercio de las empresas españolas llevan a cabo este ejercicio. Un porcentaje que se reduce al 8% si hablamos de la capacitación a las empresas proveedoras.

Y aquí nos topamos de frente con un problema estructural de nuestro tejido empresarial: la brecha que existe entre pymes y grandes empresas en la integración de la sostenibilidad en sus operaciones. Para ellas, el reto de invertir e implementar acciones a favor de los ODS y los Diez Principios es mucho más complejo. Esto, aunque pueda parecer un problema único de la pyme, afecta directamente a la gran empresa, pues son pequeñas y medianas empresas las que forman en su mayoría la cadena de suministro. Y, por tanto, son uno de los eslabones a los que es necesario incluir en esa integración de la sostenibilidad. Para ayudarles a conseguirlo, además de poner a su disposición guías, recursos, y formaciones en abierto, hemos iniciado este mismo año un programa piloto que tiene por objetivo capacitar en sostenibilidad a las pymes que forman parte de las cadenas de suministro de nuestras grandes empresas socias bajo los marcos de los Diez Principios y de la Agenda 2030. Éste ya cuenta con más de 2000 pymes participantes y esperamos que en los próximos años pueda ser replicado internacionalmente para lograr una gestión más responsable de las cadenas de suministro a nivel global.

Otro de los grandes desafíos a los que se enfrentan estas empresas es la avalancha normativa en materia de sostenibilidad. Ser sostenible ya no es una opción. Es algo que, cada vez más, demandan las leyes para operar tanto en el mercado nacional como en el comunitario. Y, aunque creo firmemente que esto es un revulsivo para que las empresas se pongan a trabajar de forma decidida sobre aspectos fundamentales para transformar nuestra economía, también sé que es para muchas un reto sin precedentes que implica un cambio radical en sus modelos de negocio y formas de operar. Es por ello que, desde el Pacto Mundial de la ONU, acompañamos con guías, programas aceleradores y cursos a nuestras empresas socias para que puedan adaptarse a las normativas actuales y adelantarse a las futuras. Disponemos, además, de un espacio web en abierto para que todas las entidades españolas puedan consultar qué normativas les afectan y qué implican cada una de ellas para su negocio.

Por último, destacaría como uno de los retos empresariales más acuciantes la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Los objetivos de la Unión Europea exigen el esfuerzo de todos los países para alcanzarlo y, especialmente, de las empresas. Algunas de ellas ya están respondiendo a estas demandas: el 58% de las empresas consultadas dispone de una política ambiental y un 41% se ha comprometido con la reducción de emisiones.

Sin embargo, en este punto veo necesario matizar que para lograr los objetivos climáticos no basta con manifestar un compromiso, sino que es necesario que este sea traducido en objetivos cuantitativos con límite de tiempo y acciones para lograrlo. Y es aquí donde más flojea el sector empresarial español, pues todavía son muy pocas las empresas que establecen objetivos de reducción alineados con la ciencia, el primer paso para desarrollar un plan de reducción de emisiones efectivo. En concreto, tan sólo 65 empresas españolas se han unido a Science Based Targets (SBTi), la iniciativa de referencia internacional que guía a las empresas para fijar objetivos de reducción de emisiones basados en la ciencia para mantener el incremento en un máximo de 1,5°C.

Para terminar, no me gustaría que los lectores se quedaran con la impresión de que la sostenibilidad es sinónimo de desafío. Por supuesto, el cambio de modelo hacia uno más sostenible puede serlo para algunas empresas y exige esfuerzos, pero también ofrece numerosas oportunidades y beneficios. De hecho, un 79% de las empresas españolas afirma que existen ventajas competitivas a la hora de implementar el marco y un 49% afirma que la integración de la sostenibilidad y los ODS ha impactado de forma positiva en los resultados económicos de la empresa.

Por ello, el mensaje que quiero que cale en el tejido empresarial es el de la sostenibilidad como sinónimo de futuro. Porque las empresas que apuesten por ella no sólo estarán invirtiendo en la supervivencia de sus negocios, sino también en la creación de una economía más resiliente y próspera. En definitiva, estarán ayudando a conseguir un mundo mejor para todos y todas. El mundo que queremos.

Cristina Sánchez, directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial