El avance hacia el objetivo de cero emisiones netas: sí, pero no sin obstáculos

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Bajada CO2

Para descubrir el grado de madurez alcanzado por las compañías en descarbonización, acudimos a tres informes recientes que se acaban de publicar. A juzgar por sus conclusiones, el camino es largo y las organizaciones se encuentran dificultades en el proceso.

Hay dos fechas clave para revertir el cambio climático: 2030, para limitar hasta el 1,5ºC el incremento de la temperatura del planeta, y 2050 para reducir a cero las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

La urgencia de abordar el desafío climático, sin duda, exige el compromiso de todos los países, pero no será posible sin la implicación de las organizaciones. Para conocer su grado de madurez en descarbonización, hay tres informes recientes que nos dan la pauta.

Por un lado, EvoVadis, en su "Carbon Maturity Report", realizado a partir de los datos de las más de 15.000 organizaciones evaluadas en todo el mundo, indica que compañías de todo el mundo están avanzando en su descarbonización e implementando medidas para reducir, limitar o incluso eliminar sus emisiones de gases de efecto invernadero, pero este progreso se encuentra con aristas.

Según explica Giulia Borsa, ejecutiva de cuentas de EcoVadis en España, "los resultados muestran que solamente un 3% de las compañías analizadas alcanzan un nivel avanzado o de liderazgo en cuanto a la gestión del carbono. En contraposición, un 44% tienen medidas insuficientes y un 39% se sitúan en el nivel principiante, cifras que se disparan en el caso de las pymes, con un 95% situadas en los niveles iniciales de gestión del carbono”, expone

El informe también destaca la falta de inversión en la gestión del carbono, ya que solamente el 9% de las empresas aseguran tener por lo menos un objetivo en marcha, y solamente un 3% tiene presupuesto específicamente dedicado a la gestión de los gases de efecto invernadero. Asimismo, solo un 4% de las compañías tienen un plan calendarizado, y un 7% disponen de un equipo especializado en la gestión del carbono.

No obstante, a pesar de estos datos, el informe subraya que el 60% de las compañías con planes definidos avanzan en buena dirección hacia sus objetivos. En este sentido, destaca distintas políticas e iniciativas relacionadas con la reducción de las emisiones, especialmente el uso de energías renovables (26,5%), la mejora y uso de tecnología para mejorar la eficiencia energética (19,5%), y la formación de empleados en términos de ahorro de energía y acción climática (21,5%).

Además, aquellas compañías que han avanzado en su evaluación y realizado una segunda calificación muestran un claro progreso en sus resultados. Más de un 50% han mejorado su puntuación y un 6% ha conseguido pasar al siguiente nivel de madurez.

Necesidad de doblar el ritmo de desarbonización
En noviembre, cuando estaba a punto de celebrarse la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que tuvo lugar en Egipto, Accenture desveló los resultados del informe "Acelerando los objetivos de cero emisiones de las empresas de todo el mundo para 2050”, cuya principal conclusión es que casi ninguna organización (93%) logrará sus objetivos si no duplican su ritmo de reducción de emisiones para 2030.

Esta investigación, basada en los datos de las 2.000 mayores empresas públicas y privadas de todo el mundo, asegura que, a pesar de los compromisos adquiridos, sólo el 7% de las empresas de todo el mundo está en vías de alcanzar sus objetivos de cero emisiones netas de gran alcance a los ritmos de cambio observados. Si se trasladan los objetivos a 2050, ese porcentaje aumenta ligeramente hasta un 8%. Incluso en un escenario en el que las empresas dupliquen el ritmo de reducción de emisiones hasta 2030 y luego lo tripliquen, el 59% seguiría sin conseguirlo en 2050, la fecha límite que se considera necesaria para evitar los impactos más catastróficos e irreversibles del cambio climático.

En lo que respecta a España, sus datos reflejan el incremento del compromiso de las empresas con el entorno, ya que el 83% de las empresas consultadas tiene objetivos de cero emisiones netas, un 33% más que en 2021. De ellas, el 87% está adoptando las recomendaciones para la descarbonización del “Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD)”, creado por el Consejo de Estabilidad Financiera, el 53% tiene objetivos de energía renovable y el 87% se ha fijado objetivos intermedios de sostenibilidad.

Un tercer estudio, tilulado "Cloud and zero net" y realizado por Coleman Parkes Research para Atos y Amazon Web Services, son que, que, a pesar de la confianza en el éxito de los esfuerzos de descarbonización, existe una brecha clara entre el establecimiento de objetivos, la medición interna precisa y la validación de objetivos externos.

Este informe, en el que participaron 4.000 encuestó a 4.000 líderes empresariales en tres sectores, energía y utilities, servicios financieros y fabricación, en cuatro países europeos, Francia, Alemania, España y el Reino Unido, pone el acento en la falta de medición. En este sentido, casi todas las organizaciones encuestadas (96%) han establecido objetivos de reducción de emisiones, sin embargo, solo la mitad de las empresas están midiendo sus emisiones (alcances 1 y 2), lo que plantea la pregunta de cómo puede la mitad restante de las empresas comprender, rastrear y, por lo tanto, administrar y progresar de manera efectiva los objetivos si no están midiendo las emisiones.

A ello se suma que, según el informe de EcoVadis, especialista en calificaciones de sostenibilidad, las organizaciones tienen problemas relacionados con la gestión de las emisiones de alcance 3, aquellas producidas a lo largo de la cadena de suministro por socios y proveedores y que pueden suponer hasta un 90% de la polución generada.“El compromiso de las empresas con la sostenibilidad es cada vez más fuerte, pero para tener un impacto real es necesario que ganen conciencia acerca de su huella más allá de sus propias actividades. Medir la dimensión de las emisiones de alcance 3, conocer los resultados reales de las políticas establecidas y reportar de forma consistente acerca de los avances es esencial para ser consciente de sus efectos sobre el medio ambiente y empezar a trabajar en su mejora”, indica Giulia Borsa, de EcoVadis.

Uno de los principales obstáculos para los planes y esfuerzos de reducción de carbono mencionado por la mitad de los líderes empresariales fue la información y los conjuntos de datos internos fragmentados y desactualizados. Los datos sólidos se pueden aprovechar para proporcionar conocimientos más profundos sobre el impacto ambiental de una empresa y para impulsar la reducción de costes, optimizar las operaciones y administrar la descarbonización. En el estudio de Coleman Parkes Research, más de la mitad de las empresas citan "datos precisos y confiables" como uno de los tres elementos principales que encontrarían más útiles en la implementación de sus planes de reducción de carbono.

Falta de soluciones tecnológicas
Según el documento de Accenture, la transición a las cero emisiones netas debe incluir todas las áreas de la empresa, y no es posible sin una combinación de tecnología digital y física para dar sentido a los datos sobre el carbono y actuar sobre ellos con confianza. Para sus autores, la aceleración hacia cero emisiones netas requerirá capacidades de "inteligencia de carbono" que permitan a las organizaciones controlar, mejorar e impulsar la creación de valor mediante una integración de la inteligencia de ESG y de carbono más amplia en sus negocios principales y en sus cadenas de valor. Esto incluye la integración de datos sobre carbono, energía y otros aspectos de sostenibilidad en la información financiera y operativa de la empresa para tomar decisiones en el día a día.

Para el CEO de la empresa para Europa, Jean-Marc Ollagnier, "será fundamental maximizar el valor de las tecnologías maduras, como la digital y ciertas energías renovables, al tiempo que se acelera el despliegue de soluciones como el hidrógeno. Y lo que es más importante, alcanzar el cero neto requerirá transformaciones urgentes y profundas, ya que se trata de incorporar la sostenibilidad en todo lo que hacen las organizaciones, redefiniendo su propósito, su cultura y sus modelos de negocio".

La tecnología es indudablemente parte de la solución. Sin embargo, de acuerdo con el informe de Coleman Research para Atos y AWS, casi un tercio de las empresas dijeron que sus soluciones tecnológicas podrían mejorarse y una de cada cinco reconoció que carecen de la tecnología adecuada para llevar a cabo sus planes. El 75% de los líderes empresariales admitieron que su informe de impacto ambiental mejoraría con una herramienta de medición de emisiones.

En este estudio los encuestados citan como tecnologías que ayudan a descarbornizar sus operaciones y hacerlas más eficientes la inteligencia artificial, aprendizaje automático, IoT y análisis de datos.

Otras barreras: escasez de talento, apoyo de la dirección y más
Las barreras que frenan la descarbonización no solo están relacionadas con la tecnología. Como explica Coleman Parkes Research, casi la mitad de las empresas también mencionó la dificultad a la que se enfrentan para encontrar los profesionales adecuados con el conjunto de habilidades apropiadas, y el 55% dijo que el apoyo de una consultoría externa especializada estaría entre los tres elementos principales de utilidad para avanzar mejor en la reducción de carbono. Otra barrera es la falta de compromiso del equipo de liderazgo (39%). Esta falta de alineación es evidente, ya que menos de la mitad de las empresas involucran a los equipos de gestión de nivel C, incluidos los CIO, en la creación de planes de descarbonización.

El informe de Accenture añade que, aunque un 34% de las mayores empresas del mundo se han comprometido con el objetivo de cero emisiones netas, la creciente inflación de los precios de la energía y la inseguridad del suministro están provocando que los objetivos marcados queden fuera de su alcance, a pesar de que cada vez más empresas de todas las regiones están estableciendo metas de descarbonización claras y visibles.

R. Alonso