El poder tecnológico al servicio de la Agenda 2030
- Opinión
En los últimos años, hemos sido testigos de una acelerada transformación digital en todos los ámbitos de la sociedad. Las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, el big data y el blockchain, están cambiando la forma en que interactuamos con el mundo y ofrecen oportunidades sin precedentes para abordar los desafíos globales que enfrentamos. De esta forma, las empresas del sector tecnológico están contribuyendo a construir ciudades inteligentes y dar forma a un futuro más sostenible, respondiendo a retos tan complejos como, por ejemplo, el cambio climático. Es decir, el impulso de estas tecnologías disruptivas, capaces de sustituir procesos y productos, proviene principalmente del sector empresarial.
En la actualidad, tanto las grandes corporaciones como las microempresas y pymes están apostando de forma contundente por la transformación digital debido a las oportunidades de negocio que representa, así como el impacto positivo que puede tener en la sociedad. En este sentido, se estima que las tecnologías digitales podrían aumentar el PIB europeo en más de 2,2 billones de euros hasta 2030. Además, la pandemia de la COVID-19 ha sido uno de los factores que ha acelerado aún más este proceso, y un 74% de las empresas españolas están más digitalizadas que antes de la crisis sanitaria, lo cual también tuvo un impacto claro en la conciliación laboral de una gran cantidad de personas trabajadoras.
En toda esta transformación e impulso de las tecnologías en los últimos años, es alentador evidenciar que la inclusión de aspectos asociados a la sostenibilidad y a la contribución a la Agenda 2030 se está convirtiendo en una tendencia en las empresas del sector tecnológico. De hecho, ya el 89% de las empresas de esta industria en España están llevando a cabo acciones relacionadas con los ámbitos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), tal y como se detalla en el informe que editamos ‘ODS, Año 7 Innovación para lograr la Agenda 2030: los nuevos modelos de negocio sostenibles’. Así, las empresas tecnológicas se están convirtiendo en catalizadoras de los ODS y, si bien el ODS 9 es el que tiene una relación más directa con el sector, todas las demás áreas de la Agenda 2030 se han podido beneficiar de la incorporación de innovaciones tecnológicas impulsadas por estas compañías.
Sin embargo, aunque la tecnología está cambiando radicalmente la forma en la que interactuamos con el mundo y las empresas están revolucionando su forma de operar, promoviendo cada vez más la sostenibilidad y contribuyendo a los ODS, todavía queda mucho trabajo por delante. Por ejemplo, en términos de priorización, es necesario mejorar el establecimiento de objetivos cuantificables y el desarrollo de productos y servicios que tengan un impacto en estos aspectos. Concretamente, únicamente el 36% de las empresas del sector tecnológico de nuestro país ha establecido una estrategia de sostenibilidad alineada con los ODS y tan solo el 23% cuenta hoy en día con objetivos cuantificables para evaluar la contribución a los ODS. Por tanto, todavía hay un enorme margen de mejora.
En conclusión, los avances que logren a partir de ahora las empresas del sector tecnológico deben ir en beneficio de las personas para así impulsar el crecimiento económico, la igualdad, la sostenibilidad y el bienestar. Estas organizaciones tienen una gran oportunidad y responsabilidad por delante para mejorar las condiciones de vida, el conocimiento y la capacidad de acción de las personas. No obstante, también es esencial establecer medidas para evitar impactos negativos como el excesivo control laboral o la vulneración de derechos digitales, así como impulsar el trabajo conjunto entre empresas, sector público y sociedad en general para lograr un futuro más sostenible.