Los objetivos de cero emisiones para 2050 requieren innovación, no nuevas tecnologías

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La Asociación Internacional de la Energía considera que las claves para lograr los objetivos climáticos residen en el fomento de la demanda de energías limpias, el impulso a la financiación de las tecnologías en desarrollo, el apoyo a los impulsores de la innovación y la colaboración internacional.

La Asociación Internacional de la Energía da algunas de las claves para lograr los objetivos de cero emisiones para el año 2050, en un artículo firmado por Jean-Baptiste Le Marois, energy innovation programme officer del organismo, Lizzie Sayer, energy technology editor & writer, Araceli Fernández Pales, head of Technology Innovation Unit, y Simon Bennett, Energy Technology Analyst.

Los autores desarrollan la tesis de que realmente no es necesario que haya nuevos conceptos tecnológicos o científicos, sino desarrollos innovadores de las tecnologías que ya conocemos. Así, echan un vistazo al pasado para remarcar los tiempos transcurridos entre el descubrimiento del efecto fotovoltaico (1830), la primera célula fotovoltaica prototipada (1880), el inicio del progreso de esa tecnología (década de 1950) y su impacto final en el mercado (1% de la generación de energía global en 2015).

Es un ejemplo que pretende ilustrar que, como tal, no necesitamos nuevas tecnologías, aunque “la innovación todavía juega un papel importante: cerca del 35% de la reducción de emisiones de CO2 que necesitamos para 2050, según el Escenario de Cero Emisiones Netas en 2050 (NZE Scenario) recientemente actualizado, viene de tecnologías que todavía están en desarrollo y no han llegado a los mercados a escala comercial”.

Se ha visto un fuerte incremento de tecnologías maduras o comerciales de 2021 a 2023. La IEA cita ejemplos como los coches eléctricos, que supusieron el 15% de las ventas totales en 2022, el acero producido por primera vez en 2021 con hidrógeno electrolítico o el combustible sintético para aviones basado en hidrógeno que empieza a producirse a gran escala, entre otros.

El artículo propone cuatro prioridades para los “tomadores de decisiones”. Estimular la innovación fomentando la demanda de energías limpias a través de inventivos, regulaciones y apoyo público; hacer que las tecnologías en desarrollo sean más “financiables”  para acelerar su llegada al mercado; invertir en empresas e iniciativas que impulsan la innovación en energías limpias; y apoyar la colaboración internacional “para compartir enfoques de buenas prácticas, aprendizajes y recursos, basándose en iniciativas multilaterales existentes como Technology Collaboration Programme y Mission Innovation de IEA”.