La industria marítima inicia su descarbonización
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El objetivo de la Organización Marítima Internacional es reducir las emisiones de CO2 en un 40% para 2030, y entre el 20% y el 25% las emisiones de gases de efecto invernadero, reducirlas entre un 70 % y 75% para el año 2040 para llegar a 2050 con unas emisiones de GEI netas nulas.
El transporte marítimo es 17 veces más eficiente que el aéreo y 10 veces más que el transporte por carretera. Aun así, el sector aporta el 3% de las emisiones mundiales de CO2. Se calcula, además, que para el año 2050 podría suponer el 17% de las emisiones globales de CO2 si no se controla. Son datos de la Organización Marítima Internacional, que el pasado mes de julio se reunió en el comité de protección del medio marino y confirmó la estrategia del organismo para reducir las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero de los buques.
Los objetivos confirmados en la reunión incluyen la reducción de las emisiones de CO2 en un 40% para 2030. La intención es lograr unas emisiones de gases de efecto invernadero netas nulas en torno a 2050, marcando ciertos hitos por el camino: lograr una reducción entre el 20% y el 25% de las emisiones de GEI y reducirlas entre un 70 % y 75% para el año 2040. Todo ello tomando siempre como referencia los niveles de 2008.
Parecen objetivos poco “aproximados” por una deliberada ambigüedad en el lenguaje utilizado: no en el 2050, sino más o menos en el 2050; no un 25%, sino entre un 20% y un 25%. La razón es que no todos los estados miembros de la organización son capaces de afrontar los costes de una transformación más acelerada de su sector. Las resoluciones tomadas intentan ser sensibles a esa disparidad y por ello son voluntariamente ambiguas en esos términos, pero no por ello menos ambiciosas. Y además todos los Estados miembros de la OMI (nada menos que 175) firmaron el acuerdo.
El proyecto HIDRAM
El coste de la transformación de los buques (se estima que hay cerca de 100.000 barcos) es uno de los grandes retos de la descarbonización de la industria marítima, pero no es el único. El otro gran desafío es el del tipo de combustible que utilizar. En este sentido es muy interesando el proyecto HIDRAM, que se está desarrollando en España y que tiene el sofisticado y descriptivo nombre completo de “Descarbonización del Transporte Marítimo a través de Soluciones de Almacenamiento de Hidrógeno mediante la Generación de Amoníaco Verde como Combustible Multipropósito”.
Apoyado económicamente por el programa del Perte naval en la convocatoria 2022 de las Misiones Ciencia e Innovación, tiene un doble objetivo: en primer lugar, desarrollar un demostrador pionero en Europa de almacenamiento de hidrógeno verde. Lo hará en forma de amoníaco verde, incluyendo la síntesis de amoníaco a partir del H2 verde y dos tecnologías para su conversión en electricidad: una basada en pilas de combustible PEM (pila de combustible de intercambio protónico) y otra basada en pilas de combustible SOFC-H (pila de combustible de óxido sólido de hidrógeno), ambas adaptadas al sector naval.
En segundo lugar, crear el diseño conceptual de la integración de los demostradores de la nueva tecnología tanto en buques como en puertos, lo que facilitará su aplicación mediante el desarrollo de un modelo de escalado. El proyecto, con un desarrollo total de 27 servirá además como piedra de toque para impulsar la capacidad de I+D+i de la industria española en la cadena de valor del hidrógeno.
El proyecto está siendo desarrollado por un amplio consorcio que engloba a las empresas Advanced Thermal Devices, Jalvasub Engineering y Ventor Innovations, Astilleros de Mallorca (que ejerce coordinadora) y Francisco Cardama, así como a tres organismos de investigación: Instituto de Cerámica y Vidrio (ICV-CSIC), Laboratorio de Física de Fluidos de la Universidad de Educación a Distancia (UNED) y Fundación Cidaut. También colabora la entidad representante de los astilleros privados en materia de I+D+i, SOERMAR.