Rumbo a la sostenibilidad con la inteligencia artificial
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En todos los sectores existen áreas de aplicación de utilidad para la inteligencia artificial, que ofrece una mayor sostenibilidad y otras ventajas, como la reducción de costes o la automatización de procesos digitales. El objetivo es desarrollar la IA en sí de forma sostenible y proteger los recursos y el medioambiente con las soluciones de IA obtenidas.
La inteligencia artificial suele hacer referencia al intento de adaptar determinadas estructuras de la toma de decisiones del ser humano o del aprendizaje humano a un ordenador. En este sentido, como señalan desde T-Systems, la IA también tiene que aprender, y para ello requiere enormes volúmenes de datos y una capacidad de computación suficiente.
Ya el entrenamiento de la IA puede diseñarse de forma sostenible, por ejemplo, con los entornos cloud públicos, compartidos y escalables utilizados por muchas empresas; con un proveedor cloud que utilice electricidad verde; o ejecutando el entrenamiento de la IA con el excedente de energía durante los fines de semana, festivos y por la noche.
Por otra parte, la manera en la que la IA se desarrolle y funcione en el futuro puede afectar positivamente al consumo energético si, por ejemplo, el diseño de la IA se basa en hardware energéticamente eficiente con procesadores potentes, la mezcla adecuada de código permite ejecutar cálculos que ahorren energía y es posible establecer sinergias con servicios ya desarrollados.
La IA como aliada del medioambiente
Los recursos no solo pueden utilizarse de forma sostenible en la creación de una IA. Las soluciones desarrolladas también contribuyen a la sostenibilidad: a través del análisis de datos ambientales, comportamientos del usuario y condiciones meteorológicas en edificios, pueden generarse previsiones asistidas por IA. De este modo, puede predecirse la radiación solar para cada vivienda y regular la calefacción de manera proactiva, lo que reduce el consumo de energía en hasta un 30%.
Los mismos proveedores de energía pueden alcanzar también efectos positivos con el uso de la IA. Por medio de chatbots basados en IA puede automatizarse la lectura de contadores o la planificación de citas. Ni los clientes ni los empleados tendrán que volver a rellenar un formulario en papel. Esto reduce el consumo de papel y los costes de impresión y, además, evita la costosa logística de envíos.
Asimismo, las soluciones de IA ayudan a las empresas de producción a documentar íntegramente sus cadenas de suministro hasta los proveedores de materias primas. Con plataformas de IA, los compradores pueden solicitar, compartir y analizar los datos de subproveedores. A través de cálculos asistidos por IA pueden identificarse riesgos potenciales de toda la cadena de suministro, analizarse y adquirir recursos en función de las necesidades. La transparencia alcanzada de este modo permite centrarse en proveedores sostenibles y descartar aquellos que no tengan en cuenta criterios de sostenibilidad.
Además de las empresas, también las autoridades utilizan cada vez más la IA, por ejemplo, en la prevención de catástrofes. En el caso de imágenes terrestres por satélite, la IA puede utilizarse para la detección temprana de posibles peligros de incendio o para identificar regiones costeras no protegidas. Gracias a una identificación automática y rápida de las variaciones en el terreno, pueden implantarse con antelación medidas adecuadas, evitando o mitigando daños.
Estos ejemplos son tan solo una pequeña parte de lo que puede lograrse a día de hoy con la IA, que puede contribuir a una mayor sostenibilidad. Además, la IA aporta siempre otros valores añadidos: además de conservación de recursos, acelera los procesos. Esto a su vez reduce los costes y supone múltiples facilidades y mejoras para el usuario.