La lucha contra el cambio climático tiene en la tecnología uno de sus mejores aliados
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Los agentes del sector están poniendo todo su empeño en limitar el consumo y optar por fuentes de energía renovables. Un ejemplo son los centros de procesamiento de datos, que están consiguiendo que el consumo aumente moderadamente, mientras que los operadores telecomunicaciones se han comprometido de conseguir cero emisiones netas de CO2 en 2050.
La progresiva digitalización de los procesos de negocio en las diferentes industrias está permitiéndoles ser más eficientes, consumiendo menos recursos energéticos y reduciendo su huella de carbono. Sin embargo, el sector digital por sí mismo también es responsable de considerables emisiones de CO2, en un contexto en el que uso de los servicios digitales crece sin parar. Por tanto, el sector digital tiene por delante una doble misión para contribuir a mitigar el cambio climático:
1. Convertirse en el catalizador de procesos productivos energéticamente más eficientes y menos contaminantes a través de su transformación digital.
2. Reducir su consumo energético sin dejar de atender la creciente utilización de las tecnologías digitales.
En relación con el consumo eléctrico del sector digital, a nivel mundial se estima que pasará de los 1.900 TWh en 2018 a los 5.700 TWh en 2030, lo que supone que su participación en el consumo global de electricidad aumentará del 8% en 2018 al 19% en 2030. Sin embargo, como señala la Fundación Orange en su informe “Impacto de la transformación digital en España: 1998-2023”, los agentes del sector están poniendo todo su empeño en limitar el aumento del consumo y en sustituir la electricidad generada mediante combustibles fósiles por fuentes de energía renovables.
Un ejemplo claro son los centros de procesamiento de datos, motor de la digitalización, que, a pesar del fuerte crecimiento del tráfico de datos a través de las redes de comunicaciones, están consiguiendo que el consumo aumente moderadamente. Las mejoras en la eficiencia energética del hardware y de los sistemas de enfriamiento (principales consumidores de energía), así como la tendencia hacia el procesamiento de datos en la nube, en centros más optimizados y de gran escala, están permitiendo que el consumo aumente a un ritmo mucho menor que el volumen de datos procesados.
Otro elemento clave en la digitalización son las propias redes de telecomunicaciones. Se estima que el consumo de electricidad de los operadores de telecomunicaciones representa el 2-3% del consumo global. En los próximos años, el despliegue completo de las nuevas redes 5G supondrá un incremento de este consumo, debido fundamentalmente a un número mayor de estaciones base desplegadas y al incremento esperado en el tráfico a través de estas redes. A pesar de este incremento esperado, el sector de las telecomunicaciones ha adquirido el compromiso de conseguir cero emisiones netas de CO2 en 2050, con el objetivo de contribuir al límite del calentamiento global a 1,5 grados, tal y como recoge el Acuerdo de París de 2016.
Además del camino emprendido hacia las cero emisiones de gases de efecto invernadero, el sector digital tiene un impacto directo en la reducción de emisiones en el resto de sectores productivos. GSMA estimó que, en 2018, solo las comunicaciones móviles permitieron evitar unas emisiones de 2.135,9 millones de toneladas de CO2, que equivalen a las emisiones conjuntas de España, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia en ese mismo año. Además, esa cifra es 10 veces superior a las emisiones globales de las redes móviles.
Frenar el cambio climático no será posible sin profundizar en el proceso de transformación digital de todos los sectores económicos. El compromiso con nuestro planeta pasa por una mayor digitalización, que permita una gestión más eficiente de los recursos y una mayor eficiencia energética en todos los procesos productivos. La tecnología digital deber ser sí o sí actor fundamental en este reto climático.