El potencial de blockchain para acelerar la transición a una economía sostenible

En un escenario global crítico, con grandes desafíos ambientales, sociales y de gobernanza, blockchain podría contribuir a su abordaje con soluciones in[1]novadoras, o por el contrario, ser parte del mismo problema y atentar contra el ambiente. En su informe "Blockchain para la sostenibilidad: Ground Zero" del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, señala que, por un lado, existe una variedad de aplicaciones y usos de esta tecnología que muestran su impacto en la actualidad y su potencial transformador; y por el otro, la utilización de blockchain para la creación de Bitcoin genera un importante impacto ambiental.

Aplicaciones sociales, ambientales y de gobernanza de blockchain

En la actualidad encontramos una variedad de aplicaciones blockchain que conllevan importantes impactos ambientales, sociales y de gobernanza. Sin embargo, existen múltiples segmentos donde se cree que, de aplicarse esta tecnología, podría haber un impacto positivo significativo. Cabe destacar que blockchain tiene menos de 15 años y aún se encuentra en un proceso continuo de desarrollo y evolución.

En materia de ambiente, se estima que una de las aplicaciones más prometedoras de blockchain será garantizar la trazabilidad y transparencia de las cadenas de suministros, permitiendo a su vez, certificar productos y servicios bajo una variedad de estándares productivos y ambientales. De igual manera, puede utilizarse en procesos específicos de control y monitorización ambiental.

Un buen ejemplo del impacto social de blockchain es su contribución significativa a la inclusión financiera, facilitando el acceso a servicios financieros como medios de pago, créditos, seguros y transferencias internacionales, particularmente remesas A su vez, los Estados nación y organismos internacionales están empezando a implementar blockchain para mejorar la transparencia y seguridad de sus sistemas (

Impacto ambiental de blockchain

En términos de eficiencia energética y computacional, podría decirse que blockchain es levemente más ineficiente que los sistemas centralizados, aunque por otra parte ofrece importantes ventajas en materia de seguridad y descentralización. En sistemas de blockchain públicos para la creación de Bitcoin, los niveles de consumo energéticos son sideralmente más elevados, implicando un enorme daño ambiental, dado que más del 60% de la energía consumida por estos sistemas proviene de fuentes no renovables. Por ejemplo, se estima que la red Bitcoin consumió 104 TWh durante el 2021, un nivel de consumo energético similar al de Kazajistán.

A su vez, la adopción de Bitcoin sigue siendo reducida comparada con la de otros medios de pagos tradicionales, lo que conlleva un alto nivel de consumo energético y emisiones por transacción realizada. Se estima que una transacción realizada por Bitcoin consume 2.138,78 KWh y genera 1.192,92 kg CO2, mientras que 100.000 transacciones procesadas por una tarjeta de crédito consumen 148,63 KWh y generan 45,12 kg CO2.

Bitcoin en particular, y todas las criptomonedas que utilizan, no solo consumen mucha energía, sino que requieren equipos especializados para resolver los acertijos criptográficos más eficientemente generando residuos electrónicos estimados en 30,7 toneladas métricas anuales, o 272g de residuos electrónicos por transacción.

Más allá de estas dificultades y otras que pudieran surgir, no hay dudas de que blockchain es una tecnología que tendrá un profundo efecto en el mundo digital, y por ende, en nuestra realidad material.