La movilidad sostenible, clave para reducir la huella de carbono de las empresas
- Actualidad
La movilidad corporativa se ha convertido en una de las áreas clave para lograr una reducción significativa de su huella de carbono, cada vez son más las compañías que adoptan la movilidad sostenible como una prioridad a corto plazo.
Según el Estudio de Monitorización de Emisiones de Flotas en Europa (EFEM), un 26% de las empresas no conoce las emisiones de CO2 de su flota de sus vehículos y el 70% subestima las obligaciones de la Directiva sobre Informes de sostenibilidad Corporativa (CSRD). A pesar de ello, y según estos datos, un 54% de las empresas espera que sus flotas sean totalmente eléctricas en el futuro. En este contexto, Joinup propone una plataforma tecnológica que permite hacer operativa la apuesta por transformar las flotas corporativas en flotas sostenibles. La compañía trabaja en dar respuesta a los retos a los que se enfrenta la movilidad corporativa e intenta ayudar a las empresas a navegar por el complejo panorama de la movilidad sostenible y ECO, ofreciendo una solución que no solo reduce costes, sino que también promueve un futuro más limpio y responsable.
La adopción de vehículos eléctricos en las flotas corporativas enfrenta varios desafíos significativos. Joinup entiende que el primer reto al que se enfrenta una empresa es el desembolso inicial necesario para la adquisición de los vehículos. Aunque estos vehículos ofrecen ahorros a largo plazo, en términos de costes operativos y mantenimiento, su precio inicial suele ser más alto que el de los vehículos de combustión interna. Sin embargo, el 84% de las empresas españolas ya cuenta con algún vehículo eléctrico y están pensando en aumentar su número, según el estudio de Arval Mobility Observatory.
Además, la gestión eficiente de flotas eléctricas requiere planificación y coordinación. Desde la optimización de rutas, hasta la gestión de la carga en sí o el control de este gasto y estas tareas pueden representar un verdadero desafío para las empresas. Actualmente, un empleado que recargue su coche en puntos públicos (aunque sea de manera puntual) puede llegar a tener 10 aplicaciones en su móvil para asegurarse que tiene acceso a todos al margen de sus operadores. Esto es una enorme incomodidad para el usuario, pero también hace imposible tener una gestión centralizada de todas las recargas para la empresa. Centralizar la información y el gasto de todos los empleados y de todas las apps que utiliza puede ser una gestión imposible de auditar para una empresa.