Más del 60% de la población española piensa que el dinero en efectivo no es sostenible

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Los medios de pago digitales continúan su expansión con nuevas fórmulas de pago, aunque la mayoría de los usuarios aún no identifican las implicaciones que tiene su elección.

El XIII Informe de Minsait Payments sobre Tendencias en Medios de Pago revela que el 61,8% de la población bancarizada piensa que el dinero en efectivo es el que tiene mayor impacto medioambiental, muy por encima de las alternativas electrónicas. Este estudio, elaborado en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (AFI), recoge las opiniones de más de 4.800 personas internautas bancarizadas de España, Italia, Portugal, Reino Unido y Latinoamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y República Dominicana).

El 52% de los españoles prefiere el pago con medios digitales frente al 38% que sigue usando el efectivo. El pago sin contacto con tarjeta física es mayor en Europa que en Latinoamérica y España lidera este índice, con un 72% de la población bancarizada optando por la opción digital. Actualmente, más del 85% de la población bancarizada española dispone de una tarjeta de débito para hacer sus pagos, y el 56% afirma tener una tarjeta de crédito. Además, el 37% de españoles dispone de una tarjeta de crédito virtual y la mitad de los menores de 35 años analizados cuenta ya con una tarjeta de débito virtual.

El 66% de la población española sigue utilizando la tarjeta, siendo la modalidad de débito la más habitual. Además, en el mercado español impactan las billeteras digitales, utilizadas por el 19% de los españoles de forma habitual. Las criptomonedas o las soluciones Buy Now, Pay Later –BNPL, que permiten hacer compras y posponer los pagos, apenas son utilizadas por un 1% y 8% respectivamente de la población.
La seguridad, la facilidad de uso, la gratuidad y la rapidez, son los principales factores que determinan la elección de un medio de pago, pero el aumento de los riesgos y vulnerabilidades son el mayor desafío del sector para los próximos cinco años. El continente europeo prevé contar con su euro digital antes de 2030 y aunque son muy pocos los bancos centrales que han emitido sus propias monedas digitales (las denominadas CBDC), y ninguno de ellos europeo, el 33% de los agentes de la industria participantes en el informe considera que las CBDC jugarán un papel complementario a las monedas físicas durante la próxima década.