Solo el 20% de los compradores están satisfechos con las prácticas sostenibles de sus retailers

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A medida que los consumidores evolucionan e incluyen nuevos valores en sus decisiones, como el respeto por el medio ambiente, esperan que las marcas estén a la altura y adapten sus estrategias a las nuevas prioridades. Rediseñar las cadenas de suministro físicas y digitales para conectarlas y adecuarlas a las expectativas de los consumidores es esencial.

Según una investigación del Foro Económico Mundial, las principales cadenas de suministro globales representan más del 50% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La necesidad de una acción intencional y reflexiva en torno a la producción, distribución y consumo de bienes es, en consecuencia, de suma importancia. Y es aquí donde las redes de cadena de suministro globales pueden convertirse en un agente de cambio fundamental, para promover acciones y ganancias de sostenibilidad positivas y de impacto.

Las cadenas de suministro tienen un papel imprescindible, pero no pueden resolver la crisis climática por si solas: la eficiencia de la cadena de suministro puede impulsar ganancias ecológicas, pero para una visión holística de todo el desafío, primero se debe observar el consumo sostenible, la eficiencia de la producción y (después), los elementos del suministro.

Según el reciente Benchmark del Comercio Unificado para el comercio minorista especializado de Manhattan, solo el 20% de los compradores están satisfechos con las prácticas de sostenibilidad de sus minoristas preferidos, lo cual deja un margen de mejora considerable. ¿Qué pueden hacer los retailers para mejorar la sostenibilidad manteniendo los márgenes de rentabilidad?

El espacio es un bien escaso en las cadenas de suministro, y los almacenes y centros de distribución deben estar diseñados para maximizarlo. Unificar la gestión del almacén con la de la mano de obra será clave para posicionar mejor el inventario, amortizar el espacio de almacenamiento, reducir la cantidad de movimientos, optimizar los flujos de selección de pedidos y asegurar el embalaje del tamaño adecuado, para evitar así el pecado capital (en términos de sostenibilidad) del transporte aéreo.

También es importante adoptar sistemas de gestión de transporte (TMS) de extremo a extremo teniendo en cuenta la sostenibilidad y utilizar la inteligencia artificial para generar rutas inteligentes que optimicen las entregas e incorporen devoluciones como parte de una estrategia de transporte más amplia para evitar emisiones y kilometraje innecesarios.

Finalmente, hay que habilitar el cumplimiento en las tiendas para permitir que los minoristas gestionen los pedidos más cerca de los consumidores. Esto significa distancias de viaje más cortas, ahorro de combustible y también mayores reducciones en las emisiones de carbono.